Ecuador

Ecuador, cultura ancestral  y diversa 

Según la Confederación Nacional de Indígenas del Ecuador, instancia máxima de representación de estas nacionalidades, la población indígena representa el 33% de la que vive en territorio nacional ecuatoriano.  Cerca del 65% de la población indígena se concentran en 6 de las 22 provincias, todas de la Sierra, con excepción de Guayas.  De la misma manera, poco más del 50% de la población indígena se concentra en 11 de los 219 cantones, todos pertenecientes a la Sierra con excepción de Guayaquil.

Distribución de la población indígena en el Ecuador, según provincia y cantón

Provincia	%	Cantones	%
Chimborazo	17,6	Quito	8,1
Pichincha	12,2	Otavalo	5,7
Imbabura	10,0	Riobamba	5,5
Cotopaxi	9,8	Ambato	5,3
Tungurahua	7,5	Colta	4,4
Guayas	6,0	Guaranda	4,1
Demás provincias	36,0	Guayaquil	4,0
		Pujilí	3,8
		Guamote	3,7
		Tena	3,0
		Alausí	2,6
		Resto de cantones	49,8

Para estos pueblos indígenas la cuestión de la identidad cultural es un tema de suma importancia.  Desde la década de 1980, los mismos han cuestionado el término, a su parecer, peyorativo de indio que con frecuencia han utilizado, el Estado y la población blanco-mestizo, desde la época republicana con la cual los han denominado.

Producto de esta discrepancia han pasado a denominarse como nacionalidades que se traduce en el “conjunto de pueblos milenarios anteriores y constitutivos del Estado ecuatoriano, que se autodefinen como tales…”  La mayoría de nacionalidades indígenas poseen su propia lengua y prácticas culturales.  En el territorio ecuatoriano se hablan las siguientes lenguas, además del castellano: awapit, cha´fiki, ẽpera pedede, tsa´fiki, runa shimi (Kichwa), a´ingae, paikoka, wao tededo, aents chicham (shuar, achuar y shiwiar), kayapi (sapara) y Andoa.

Diversidad es el término que define la situación cultural de las nacionalidades indígenas ecuatorianas.  Algunas todavía mantienen vivas sus formas de organización y prácticas ancestrales, mientras otras han sufrido grandes transformaciones, producto de los cambios ocurridos en el país, los intensos procesos de aculturación desplegados por el Estado y otras instancias como la iglesia, organizaciones no gubernamentales, entre otras y, últimamente, por la globalización.   Desde finales del siglo XX, las nacionalidades indígenas se han esforzado por recuperar sus rasgos culturales ancestrales, asunto que constituye un punto central de su agenda política.